Último reducto de naturaleza viva que nos queda en El Coronil. ¡ Conócelo y Cuídalo !



CONOCER PILARES

CONOCER PILARES



UN POCO DE HISTORIA

Pilares es una antigua dehesa aunque ya muy modificada, que estuvo en manos privadas hasta finales de los noventa. Se encuentra situada a unos 4 Km al SE de El Coronil, siendo sus coordenadas 37º 4’ Latitud N y 5º 35’ Longitud Oeste. Podremos llegar aquí partiendo desde El Coronil por la carretera llamada de La Fresnadilla, que la divide en dos partes quedando esta (de la que hablarenos), a la derecha y junto a la carretera. La otra a unos cientos de metros en la margen izquierda y a la que se llega por un camino.

Distinguiremos por tanto dos zonas a las que llamaremos A y B, siendo la primera de la que nos ocuparemos más ampliamente por ser la de titularidad pública y por tanto la más visitada.
Esta zona A estuvo en manos privadas hasta mediados de los noventa en que el ayuntamiento de El Coronil se hizo con ella. Desde hace años este lugar ha sido bastante frecuentado por los vecinos en fiestas y fines de semana.
Al tiempo que fue creciendo la actividad humana en la zona, aumentaba la degradación del paisaje haciendo que se perdieran algunas especies de plantas y animales.
Esta zona A tiene forma irregular, estando limitada en su cara Norte y parte de la Oeste por un riachuelo que permanece seco la mayor parte del año.

NO SIEMPRE HA SIDO ASÍ
Tendremos que agradecer a la antigua dueña de Pilares el que conservara la zona como dehesa, no dedicándola a la agricultura o la ganadería como ocurriría en los alrededores. De esta manera se han podido conservar gran variedad de plantas y animales que aunque hoy en menor número, nos han llegado hasta nosotros.
En esta zona han estado bien representadas una gran variedad de especies típicas del bosque mediterráneo en todos sus estratos; encinas, acebuches, coscojas, lentiscos, jaras, cantueso, tomillos, orquídeas, musgos, líquenes….etc, al igual que gran variedad de insectos y demás grupos de animales asociados a estas plantas.
Hasta comienzos de los años noventa la zona estuvo bastante bien conservada en cuanto a su fauna y flora se refiere pero a medida que esta fue siendo mas visitada, también fue en aumento su deterioro.
Al ser adquirida por el ayuntamiento se preparó como zona de recreo y esparcimiento y se fijó definitivamente aquí la celebración de la tradicional romería. Esto hizo que aumentara la presión humana en la zona y que por tanto se resintieran las especies que siempre han vivido allí así como su conservación.
Plantas que antes no se habían dado en el interior de la zona porque las autóctonas se lo habían impedido, ahora están asentándose y abarcando cada vez más terreno. Especies como malvas, determinadas gramíneas, mercurialis, amapolas… etc, típicamente nitrófilas se ven cada día más en número.
Todo ello se ha visto favorecido por la idea que tuvo en su día el ayuntamiento ( y que aún todavía la mantiene) de pasar el arado todos los años por todas las zonas en las que un tractor puede entrar.








Esta práctica ha hecho que se hayan ido perdiendo especies autóctonas, dueñas del terreno y hayan sido reemplazadas por otras especies anuales invasivas. Ahora lógicamente será muy difícil revertir la situación en estas zonas al menos en poco tiempo.
Un ejemplo muy claro de cómo las especies autóctonas de un lugar son capaces de mantener a raya a otras foráneas lo podemos observar en el mismo Pilares. Sólo tendremos que dar un vistazo por las zonas más altas, donde no ha podido llegar el arado y no encontraremos ninguna de esas especies invasivas.
Si respetamos la Naturaleza, ella sabrá recompensarnos.

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