Caprimulgus ruficolis
En las tardes calurosas de verano, cuando el
sol está cercano al horizonte, dando un paseo por la dehesa nos puede
sorprender el repentino vuelo del chotacabras que, camuflado entre la hojarasca pasaba las horas del caluroso
día a la sombra de los matorrales.
El chotacabras (Caprimulgus ruficolis), al
que por aquí también llamamos zamaya, nos llega desde África, donde tiene sus cuarteles de invierno, para reproducirse aquí durante el verano. Es un ave
típicamente nocturna como lo delatan sus grandes ojos, de porte parecido al de
una paloma poseyendo en vuelo gran parecido a la figura de un gran vencejo por
la forma de sus alas y pequeñas patas. Es muy parecido al chotacabras gris,
pero éste como su nombre específico nos indica –ruficolis- lo distinguimos por
su collar rojo en el cuello. Se alimenta de insectos durante la noche
(mariposas, saltamontes, escarabajos…) que captura al vuelo. Para ello, y aunque
su pico es corto, posee una gran boca
que abre en pleno vuelo. Para aumentar la eficacia de las capturas, como ayuda tiene unas pequeñas cerdas (plumas transformadas) a ambos lados de la misma y que actúan a modo
de red en la que chocan los insectos para ser dirigidos hacia su enorme boca.
Es el rey del camuflaje, podemos pasar a su
lado y no percatarnos de que está allí. Permanecerá inmóvil, sin inmutarse,
confiado en su plumaje críptico que se confunde con el entorno. Durante el día
descansa en el suelo, entre la hojarasca, haciéndose prácticamente invisible o posado en la rama de cualquier árbol pero con
la peculiaridad de que no se coloca transversal a la misma, sino a lo largo de
ella.
Aunque sabemos que está junto al árbol es muy difícil de ver |
Entre la hojarasca se camufla muy bien |
Cuando llega la hora de la puesta, no
construye un nido sino que aprovecha una pequeña depresión del terreno para
hacerlo allí, rodeado de hojas secas
alguna piedra e incluso algún palo hacen que, cuando está
incubando sea dificilísimo de ver. Si oye algún ruido, se aplasta contra
el suelo, cierra casi totalmente los ojos y se queda inmóvil. Normalmente
pone dos huevos moteados que cuando están en el suelo pueden confundirse con
cualquier guijarro. Los polluelos se pueden mover muy pronto así, si la madre
ha sido molestada o sospecha de algo
puede mover los huevos de lugar o llevarse a sus crías a otro sitio más seguro.
El nido es una simple depresión en el terreno |
El huevo también tiene su propio sistema de camuflaje |
Como ave nocturna que es, también ha sido
víctima de las leyendas negras que a muchas de estas aves les persiguen. El
nombre mismo de Chotacabras hace alusión
a la costumbre que este animal tiene de acercarse al ganado para alimentarse de
los insectos que indudablemente éstos levantan en sus movimientos, pero la gente
ha creído que lo hacen para chupar la leche a las cabras. Así mismo su canto
oído en mitad de la noche en el campo, unido a su aspecto con esa gran boca y
el desconocimiento de sus costumbres, ha
motivado leyendas ancestrales como la de que al oír su canto se deberían cerrar
todas las ventanas para impedir su entrada, ya que podría llevarse el alma de
algún habitante de la casa.