El fruto a finales de marzo |
Este pequeño arbusto de la familia de las fagáceas, no suele sobrepasar los
2 metros de altura aunque pueda llegar a los 4 m. Posee una curiosa adaptación
a los veranos secos de Andalucía siendo una caducifolia de verano. Cuando llega
el estiaje pierde las hojas para evitar la evaporación de la poca agua que
puede recoger del subsuelo. Éstas le vuelven a salir cuando llega la época de
lluvias, siendo ahora en el mes de
febrero cuando comienzan a producir sus
flores amariposadas de un color amarillo verdoso. Si las vemos nos llamará la
atención, sobre todo porque en ésta época no hay muchas flores. El fruto es una
vaina verde, parecida a una algarroba aunque algo más pequeña que podremos ver en el mes de marzo.
El nombre
específico de “foetida”, así como el vulgar “hediondo” hacen referencia al mal
olor que desprenden sus hojas al ser restregadas entre las manos, aunque esto
me parece algo exagerado pues para algunos les podría recordar al olor del
jamón de york, pero claro aquí entra en
juego la subjetividad.
Esta planta se la
ha encontrado tradicionalmente en lugares cercanos a castillos medievales,
zonas cercanas a cauces de agua etc.., la explicación parece estar en que fue
utilizada en otras épocas para envenenar lanzas y puntas de flecha y también en
abrevaderos y acequias aprovechando la toxicidad de los alcaloides que posee: anagirina
que provoca vómitos y citisina que
actúa como depresor respiratorio.
Otra peculiaridad
que posee esta planta es la de ser la única documentada en Europa cuya
polinización es ornitófila . La curruca capirotada y la curruca cabecinegra,
presentes ambas en Pilares, visitan sus flores en busca de néctar al tiempo que
sin saberlo transportan el polen de una flor a otra y realizando con ello eficazmente
la fecundación.
Con el paso de los años aquí han disminuido en número quedando ya sólo varios ejemplares, si no extremamos la precaución
con ellos, en pocos años seguramente veremos cómo esta especie ha desaparecido para siempre de esta zona.